¿Cómo entregar el trabajo de colocación cerámica?
La calidad esta en los pequeños detalles
Aunque el proceso de una obra es muy complejo, a menudo pequeños detalles ayudan a inclinar la balanza hacia un lado u otro. Se espera de nosotros que hagamos bien el trabajo, por lo que este no es un mérito. Lo que es meritorio es que sepamos hacerlo para que el cliente diga “te recomendaré porque eres el mejor”.
Por limpieza entendemos que no se observen restos de los materiales de colocación, ni en las piezas cerámicas ni en los materiales complementarios. Y por supuesto, que no haya piezas que muestren daños o alteraciones.
Como bien sabemos, existe la posibilidad de que el acabado cerámico sufra daños producidos por otros oficios que hayan generado la caída de objetos u otras agresiones mecánicas sobre las baldosas, o debidas al ataque de productos químicos.
Si nuestro trabajo no representa la finalización de la obra, mostrémoslo perfectamente ejecutado -para evitar problemas a futuro- y, en este caso deberemos utilizar los medios de protección adecuados para proteger toda la superficie del revestimiento.
A menudo muchas reclamaciones surgen tras la entrega, por un mal mantenimiento o primera limpieza. Las operaciones de mantenimiento de un revestimiento con baldosa cerámica consisten en la limpieza y tratamientos necesarios para su
restauración periódica siguiendo, siempre, las recomendaciones del fabricante.
En función del volumen de tránsito que soporte el material, cada cierto tiempo puede ser necesario repetir la aplicación para recuperar el aspecto inicial. En cada caso, es recomendable consultar al fabricante qué productos y qué tratamientos de impermeabilización son más adecuados, dependiendo si se trata de revestimientos de interior o exterior.
Limpieza y mantenimiento del trabajo realizado
En un trabajo con cerámica, debemos entregar el resultado totalmente limpio, como recomienda la norma UNE 138002. Con esto además, garantizamos la satisfacción del cliente.
La limpieza de las baldosas cerámicas se realiza, por lo general, mediante una solución diluida de detergente y agua, y como norma general debemos prestar atención a:
– Nunca se debe efectuar una limpieza ácida sobre revestimientos recién colocados.
– Cuando se utilicen limpiadores ácidos para la limpieza de las juntas de base cementosa, es conveniente efectuar una prueba previa para verificar la estabilidad del color y, en cualquier caso, aclarar con agua cuidadosamente las juntas para evitar dejar residuos ácidos sobre las mismas.
– No se debe utilizar detergentes que contengan ácido fluorhídrico o sus derivados. En el caso de revestimientos porosos es conveniente aplicar tratamientos superficiales de impermeabilización con líquidos hidrófugos y/o ceras para mejorar
su comportamiento frente a las manchas y evitar la aparición de eflorescencias.
Al seleccionar productos cerámicos merece la pena tener en cuenta criterios de sostenibilidad y calidad medioambiental. La Norma UNE 138002 ofrece algunos indicadores, tales como:
– Uso de recursos locales.
– Recuperación y reciclaje de las materias primas y de los materiales.
– Reducción de las emisiones a la atmósfera de dióxido de carbono (CO2).
– Reducción del uso y emisión de sustancias nocivas para la salud y el medio.
– Mejora de la eficiencia energética.
– Propiedades de durabilidad, resistencia, versatilidad, bajo mantenimiento, inercia térmica, y resistencia al fuego.
Hay una norma que todo profesional debe conocer, la UNE: 138002
Los criterios de sostenibilidad para una selección de producto son: 6
Los tratamientos de mantenimiento y limpieza pueden ser previos o posteriores a la colocación, dependen de las condiciones de utilización del material, y en ocasiones se utilizan además para modificar las propiedades estéticas del
producto. Nunca se debe efectuar una limpieza ácida sobre revestimientos recién colocados.